Entrevista a Dasein

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Entrevistas
Kike Dasein

Kike Dasein / Enrique Rosado

Por: María de Lourdes Pérez

Uno pensaría, inocentemente, que la música que se crea y produce en la península yucateca (y particularmente la ciudad de Mérida) debe ser una que suene al calor húmedo que nos agobia mañana, tarde y noche, a la calidez de su gente, a cerveza, al baile guapachoso cumbiachero. Y sí, hay música local que suena a eso, pero también hay otra, con otros ritmos, otros sonidos, que describen un tiempo y espacio musical que dialoga con lo global; es ahí donde se inserta el proyecto musical de Dasein, una propuesta de género alternativo-jazz-electrónica liderado por Enrique Rosado, quien es la voz, guitarra, sintetizadores, piano y loops. Ya para el formato de presentaciones en vivo, el proyecto se apoya con tres músicos de soporte con trayectoria en distintos grupos y proyectos de la escena musical independiente de Mérida: Fernando Peniche con la batería, electrónica y samplers; Manuel Garrido con sintetizadores, voz y loop; Rubén Díaz en el bajo y sintetizadores.

«Nos aman muertos presenta una propuesta en la que se fusionan distintos géneros y estilos musicales como son el rock alternativo , el jazz y la música electrónica, con influencias que van desde el pop mexicano y francés de los años 60 ́s, el jazz delos 50 ́s y krautrock alemán integrando conceptos melódicos, rítmicos y armónicos en la composición»

“Kike Dasein”, como muchos lo conocen, es uno de esos músicos que nos permiten palpar que Mérida es una ciudad con tradición musical: en su historia personal, la música siempre ha estado presente desde generaciones anteriores, primero con su abuela, después con su padre y de manera muy cercana con sus hermanos mayores. Ese ambiente creativo le permitió estar rodeado de muchos sonidos, que curiosamente están presentes en la segunda producción de Dasein “Nos aman muertos”, ya disponible en plataformas de streaming y de descarga digital.

Bajo el pretexto de hablar sobre este segundo álbum, es que recibo a “Kike” en mi estudio (ese lugar con una mesa de trabajo donde suelo leer o clavarme en algo con la computadora y mis gatos) para hablar sobre el nuevo disco y un poco jalando y dilucidando sobre lo que hay detrás del mismo.

MARÍA: Dasein… ¿qué quiere decir, de dónde viene?

KIKE: Dasein es un concepto de la filosofía existencialista de Heidegger, me lo topé hace algún tiempo leyendo a Heidegger, en particular hay un libro del dasein, es un concepto ambiguo creado por él, que significa “ser ahí”.  Entre muchos otros textos que leí sobre otra gente que lo explica, representa algo así como “existir haciendo”, la existencia se define a partir de una acción o una actividad o un pensamiento y no simplemente por estar aquí en el mundo. Entonces se me hizo interesante, estaba yo en un momento en el que había cambiado de proyecto musical…

M: ¿El de Télesis?

K: Sí. Ya se había desintegrado Télesis y estaba en un momento en el que quería seguir con la música, y la palabra como que me hizo entender que tenía que hacer algo. Es por eso que me gustó el concepto, tanto como para aplicarlo a algo que tuviera que ver con mi vida en la música.

M: ¿Cuánto tiempo llevas con este proyecto? (con Dasein)

K: Con Dasein comencé a hacer el disco… bueno, realmente yo ya había hecho la mitad del primer disco y mi plan era hacerlo con Télesis (Para Télesis yo hacía las canciones, luego las presentaba con la banda y ahí hacíamos la preproducción; para cada disco trabajábamos en un nivel banda, pero, yo ya tenía una estructura de las canciones normalmente casi completa). Hace tres años tenía una serie de canciones que quería armar con Telesis, pero fue durante ese tiempo en el que la banda se desarmo, así que no sabía si seguía, si esperaba a que nos volviéramos a reunir o qué iba a hacer, y fue cuando dije “voy a hacer un disco yo solo” donde metiera temas mucho más personales en los que no involucre a más personas. Pensé en temas con mis ideas de la vida y es porque en ese momento andaba llevando un rollo más politizado. Hace tres años, hice el primer disco como Dasein llamado Polaridad. Ese disco tiene 8 canciones, lo grabé yo solo en mi estudio. Lo fui grabando sumando sonidos con la idea de hacer una producción un poco más basada en la música electrónica, pero siempre conservando algunas ideas que normalmente tengo en mis composiciones, suena un poco a Télesis porque siempre soy yo el mismo que hace las letras o la música.

Luego hicimos este disco “Nos aman muertos”. Lo empezamos a trabajar el año pasado, al igual que Polaridad, ese segundo material se grabó en mi estudio personal, pero con otro enfoque, está pensado para presentarse en vivo. Yo ya había formado una banda con el disco anterior, con músicos como Fernando Peniche, Manuel Garrido, Alberto Domínguez; sale Beto y entra Rubén Conde, y de esta forma ya tenemos una banda como para presentar el disco en vivo. A raíz de la integración de esta banda, me pongo a pensar en un disco donde ellos tengan más participación como músicos, en lugar de pensar en una estética de “banda” o de “electrónica”, se pensó más bien en ofrecer una estética de “Show en Vivo”. Así que bajo este nuevo esquema hicimos el año pasado el nuevo disco. Esa es un poco la historia de Dasein, son tres años como concepto para show en vivo, con el que hemos podido tocar fuera, también en Mérida y bueno, más o menos en eso estamos.

M: ¿Qué hay de tus lecturas? Por lo que me cuentas sobre de dónde salió el nombre de Dasein, imagino que eres un lector habitual. ¿De qué manera influye la lectura en tu proceso creativo?, ¿te sirve como catalizador cuando compones?

K: De entrada, soy arquitecto. Normalmente leo sobre arquitectura, pero siempre he estado muy interesando en la filosofía. De arquitectura leo mucho sobre urbanismo, hay cierto análisis social, sobre todo porque tiene mucho que ver en cómo se expresa una ciudad por dentro, su forma, su morfología refleja muchas cosas de la idiosincrasia, la cultura y la economía, de una ciudad; entonces la filosofía siempre me ha ayudado a hacer ese puente con la arquitectura. Para leer la realidad de una ciudad, muchas veces la filosofía ya ha planteado una forma de hacer esas lecturas, pero bueno, no es que yo sea un gran lector de libros de escritores.

M: Cuando dices leer no necesariamente te refieres a literatura, aun cuando dices que no eres un “gran lector de libros de escritores”, ¿qué es lo que lees?

K: En los últimos años he estado leyendo un poco más sobre distopías, temas más relacionados con el presente que hace unos años se planteaban como “El” futuro distópico y que ahora parece ser una realidad; a través de estas lecturas he tratado de entender esa realidad que vivimos. Fui agarrando algunos libros viejos o antiguos sobre distopías para saber cómo era su planteamiento, qué se ha presentado, qué se ha cumplido. Normalmente esos son los temas que leo, que me interesan y obviamente de ahí agarro mucha información para trabajar mis letras; hay frases completas o temas de canciones que surgen de algún libro. En este disco (Nos aman muertos), hice una canción que se llama “Los olvidados”, me lo encontré en un texto de Eduardo Galeano que se llama “Los Nadies”, encontré este texto en un PDF y luego empecé a leer un libro, (siempre de Galeano) “Las venas abiertas de América Latina”, ese lo estoy leyendo ahorita, ya no entró en este disco, lo compré hace poco que fui a la CDMX y agarré algunos libros más, pero normalmente siempre estoy en la búsqueda de cómo entender una realidad y pues, en el pasado hay muchas respuestas para ello.

M: Y bueno las referencias musicales, algo que me llamó mucho la atención leyendo el press-kit, y luego escuchando el sencillo “Cuellos Blancos” son las influencias musicales para este nuevo material.

K: Si, hay influencia de mucha música, para este disco traté de irme a lo que siempre me ha interesado.

M: Y en particular ¿qué estabas escuchando?

K: Estaba escuchando mucha música francesa, del pop francés antiguo como Gainsbourg, compositores franceses de cine, 60s, 70s, un poco de la psicodelia francesa, un poco del pop francés. Ahora en Francia hay muchos proyectos que tienen ese sonido, como Air, que no es un grupo nuevo, pero siempre ha tenido esos sonidos. Eso que yo empecé a escuchar hace poco ellos lo han estudiado y es una banda que siempre me gustó desde que los conocí en los 90, tiene mucha influencia de la música francesa, y bueno, son esos dos géneros en los que he ido indagando más en estas épocas para armar este disco.
También usé todo el bagaje que tuve en casa: Camilo Sexto, el pop mexicano de los 70’s, José José; el tipo de arreglos de la música de esa época siempre me ha interesado mucho. La armonía de todas esas canciones tiene un poco que ver con ese sonido francés que no estaba tan lejos. En Italia el perfil del pop tenía un poco de ese género, que no sé a ciencia cierta cómo se llama, pero que para mí es un folk, dark folk o folk psicodélico; géneros que ahora existen. Es un poco eso y también lo que estaba escuchando, mas todo lo que tienes y que ya no quieres escuchar mucho como el pop, reggae. El trip hop y el rock alternativo siempre, desde los 90’s que los escuché nunca los he dejado, por lo que siempre han estado presentes en mis procesos creativos. Regreso a esa música para construir un lenguaje en aquello que propongo. No se trata de armar algo nuevo ni avant garde, sino proponer un lenguaje entre esos panoramas, entre el cine, un poco entre el rock alternativo, el trip hop, para ir armando una pieza de esa estética.

M: Entonces primero fuiste músico ¿cómo llegaste a la decisión arquitectura?

K: Yo para nada fui disidente de lo que pasaba en mi casa, mi papá es ingeniero civil y se dedicaba a la construcción. Dos de mis hermanos son arquitectos. Los caminos que fui escogiendo ya fueron como allanados por alguien más, yo al observar lo que hacían me interesaba, y pues el tema creativo en mi casa siempre ha estado muy presente desde el diseño de cosas, de la casa, de tu espacio, de tu propio cuarto, de tu ropa, siempre estábamos muy activos haciendo cosas, haciendo nuestras guitarras o nuestros instrumentos para experimentar. Primero fui profesional de la música, me dediqué a la música 5 años antes de ser arquitecto, trabajé y viví de ella, con eso pagué mis estudios.

M: Cuando dices vivir de la música a qué te refieres, ¿con tu producción original o “sacando huesos”?

K: Me dedique a la música del cover para tocar en hoteles y bares. Prácticamente estuve como diez años tocando en bares y es que en Mérida vivir profesionalmente de la música tampoco tiene tantos caminos, por lo menos no los conozco. Ahora, vivir de la música a través de los covers es una fuente de ingresos bastante buena cuando tienes ganas de desvelarte y tienes energía; para mí, siendo joven, era una entrada fuerte de dinero, me daba chance de estudiar arquitectura en las mañanas y tocar por las noches. Pero definitivamente no quería ser profesional de la música, o sea, esa idea del profesional de la música no era atractiva.

M: Porque estabas tocando algo demasiado repetitivo, algo que no es tuyo…

K: Exactamente, donde no había demasiadas oportunidades de expresar mucho más que lo que alguien había hecho antes. En lo personal, no creo que expreses algo tuyo tocando algo de alguien más.

M: Entonces, de músico pasas a ser arquitecto ¿no?

K: Estudio la carrera y empiezo a componer música a la par, (yo hacía música desde joven, a los 16 ya había hecho un disco) pero no veía un panorama más amplio o formal de lo que pudiera hacer con ello, mi mundo era muy pequeño, no contaba con la interconexión de hoy, con esta forma de ver el mundo a través del internet. En ese tiempo no lo veía como algo relevante en mi vida como para profesionalizarlo, porque estaba en una ciudad en la que no era fácil y a la vez tenia a la arquitectura como una opción profesional, con la que me sentía más atraído. Pensando en “vivir de algo” definitivamente prefería la arquitectura, me sentía más capaz en ese momento de ser arquitecto que intentar sobrevivir como músico, es difícil de explicar, pero en ese momento así lo decidí, de hecho, dejé de tocar covers y me dediqué a estudiar cuando pude pagar lo que quedaba de la carrera, ya casi al final. Cuando salí de la carrera es cuando empecé a hacer música propia, más formal, más en serio porque ya tenía tiempo y los recursos; al trabajar como arquitecto, ya podía invertir en los instrumentos y en todo aquello que de joven no podía hacer.

M: Dentro de todo este proceso ¿qué fue lo que la arquitectura le dio a tu proceso creativo como músico? No sé si has escuchado aquella frase que dice que “la arquitectura es música congelada”.

K: Si, ya había escuchado esa expresión. Hay arquitectura que tiene mucha música plásticamente hablando, como la obra de Oscar Niemeyer en Brasil, que la puedes comparar con el bossanova, por ejemplo. En una partitura, las melodías van generando ciertas formas, esas curvas, todo muy orgánico.

Yo creo que fue al revés, para mí, ser músico primero me ha dado muchas oportunidades para entender la arquitectura desde una perspectiva, que no es sólo aplicable a la plástica formal, más bien la sensibilidad de la música es algo que no puedes tocar y te hace sentir cosas gigantes. En ese sentido la arquitectura muchas veces es muy monumental y no te hace sentir cosas, todo es muy plástico, enorme, muy pesado y no logra transmitir esa sensibilidad. Entonces para mí era muy importante la sensibilidad desde la creación de lo arquitectónico y eso fue lo que me dio la música.
Ahora, a la inversa, ser arquitecto me ha servido mucho como músico, sobre todo en la forma de trabajar, de pensar. Cómo hacer una canción pensándolo como un proyecto creativo arquitectónico, es decir, cuando trabajo una canción no soy el tipo de músico que compone rodeado de muchas personas, soy más de gabinete, voy armando por piezas, boceteando; por eso lo hago solo en mi estudio. Muchos me dicen que soy demasiado egoísta en mi forma de trabajo, pero la realidad es que es esa la única forma en la que puedo concentrar mis ideas, ir descartando, del mismo modo en el que abordo un proyecto arquitectónico.

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M: Muy Modular…

K: Sí, es un proceso creativo que va avanzando con los días, que no logro sacar en algún tiempo definitivo. Siempre tengo dudas en todo, si le falta un poco o le sobra un poco. El “menos es más” en la arquitectura siempre ha sido una batalla, porque en la música tiendo a hacer muchos panoramas, arreglos y ahí es donde trato de meter a la arquitectura y decir no, vamos a lo esencial, porque si no se vuelve un monumento, un elefante blanco pesado que no representa lo que estás tratando de decir, ese mensaje o discurso es lo que hay que proteger dentro de la música.

Como productor cuando trabajo una canción intento rescatar ciertos elementos: cuál es el mensaje que realmente quieres transmitir. En ese sentido la arquitectura me da esa forma estructural de pensar la música y creo que por eso no podría ser jazzista por aquello de la improvisación, pero dentro de ese panorama del trabajo (de la arquitectura) me funciona mucho el bocetar, el estudio es una gran herramienta para ese proceso de construcción, es el equivalente a como cuando antes el arquitecto tenía que dibujar a mano el sketch, todavía me tocó esa etapa de la arquitectura antes del autocad, donde te enseñaban a dibujar perspectivas y era muy manual todo.  Ahora, producir y crear música te permite ir más rápido, en otras direcciones, pensar, destruir, construir, eso es una virtud, tener a la mano esa tecnología para hacer música lo hace más sencillo. Supongo que antes era más complicado estar cortando cintas y pegando, pero eso ya no me tocó.

M: Cómo ubicas a Dasein dentro de la escena de la música local y en particular, eso que pudiéramos llamar la música independiente que se hace en Yucatán, particularmente Mérida ¿en qué lugar crees que ocupa este proyecto?

K: Es más una expectativa, me gustaría que Dasein dentro del panorama local sea una voz particular que pudiera mostrar una forma de hacer las cosas, de algún modo, esa idea siempre ha estado en la música que he hecho. Desde Telesis siempre pensaba en “vamos a hacer algo que sea nuestro, que represente nuestros intereses como personas, nuestra posición en la sociedad, lo que somos, profesionistas, vamos a hacer música que tenga que ver con eso”. Yo no soy rockero, no me siento rockero, mi familia me ve como rockero, pero no me siento una persona que sea muy irreverente y trato de que mi música tampoco represente eso, que mi música represente esa voz, la que viene de una parte de la sociedad, tal vez quisiera que Dasein representara a la gente que está en el arte, pero el arte también está en una actividad como la arquitectura o cualquier otra profesión. Me gustaría eso, que sea un aporte para la diversidad en una naciente escena (ya sea que reviva o nazca por vez primera), no sé, que seamos un punto, no el todo, sin la pretensión de ser el único camino sino una de las tantas formas de hacer las cosas y así, poder abrir otros caminos para otros proyectos que pudieran ir junto con nosotros a eso, a hacer música en serio, sobre todo eso de que estoy muy interesado en hacer música en serio, que el contenido sea en serio, que la producción sea en serio.

M: ¿Profesionalizar la música?

K: Sí, tratar de hacerlo profesional, de hecho, en este disco, “Nos aman muertos”, la gente que participa en el equipo me da esa posibilidad de decir, (claro, dentro de mis parámetros, dentro de lo que me ha tocado vivir en la música) que se acerca mucho a lo profesional: por el equipo que participa en el disco, por la ideología, los conceptos, la forma en la que fue hecho. Entonces, creo, pudiera ser llamado profesional, que “Nos aman muertos” es música profesional. No sé si contesté a tu pregunta

M: Si, la respondiste de la forma más políticamente correcta posible.

Tras una pequeña pausa, y jalando del tema de la «profesionalización», dirijo mi siguiente pregunta.

M: Geográficamente Yucatán tiene como característica principal el que está bastante separada o a parte del resto del país, particularmente con todo lo que pasa y sucede en la CDMX. Me llama la atención que para este segundo material con Dasein no lo haces enteramente sólo, sino como parte de Sureste Records. ¿Porqué decidiste trabajar con este nuevo proyecto de disquera a nivel local?

K: La respuesta es muy fácil: por Alex. Alex Castilla es un personaje muy importante en la escena de la música local hace diez años, digamos que es un viejo lobo de mar… bueno, ni tanto porque hay otros viejos lobos más viejos. En el momento en el que yo me encontraba terminando “nos aman muertos”, se me acerca y me habla de un proyecto de disquera (Sureste Records) en el que estaba trabajando, donde querían agrupar proyectos locales, los que consideraba mejores, a su criterio, para representarnos. Alex tiene como recurso mucha experiencia ganada gracias ElViaje. Incluso no se habla de la importancia de ElViaje como proyecto musical en la escena local, fue una de las bandas que más lucho por llegar y sonar en CDMX. Cuando Alex me hace la invitación, yo ya tenía el disco así que se trató más bien en un tema de difusión, de booking, de management. En Sureste tienen los conocimientos, la experiencia y la infraestructura para grabar discos, de trabajar en el proceso de creación desde cero y llevarlo hasta el final; sólo que yo cuento con mi infraestructura (mi estudio personal) y ya tenía el material.

ElViaje y Télesis en ese tiempo nunca trabajaron juntos, eran dos frentes que estaban haciendo cosas y estorbándose a la vez. Sus ideas siempre han sido diferentes, y siguen siendo, en realidad como personas Alex y yo somos muy diferentes, pero decidimos que teníamos que trabajar y encontrar un punto medio que nos permitiera estar bajo el mismo objetivo y tratar de sacar adelante los proyectos que estén involucrados con Sureste. Tengo la confianza de que, si alguien tiene la experiencia y que sabe lo que está haciendo en Mérida, es Alex Castilla. Tiene un fuerte interés por recuperar esa conexión que tuvo la escena musical con el público, quiere conseguir nuevamente esa respuesta al quehacer musical de las bandas locales y a mí me parece que esa labor es fundamental. Me parece que hay algunos proyectos musicales que lo han sostenido durante todo este tiempo, como por ejemplo algunos grupos de Reggae, he tenido la oportunidad de asistir a algunos eventos y veo que tienen un contacto muy íntimo con su público. Sureste Records (Alex) es un proyecto que definitivamente le hacía falta a Mérida, porque junta muchos proyectos locales, lo que permite construir una plataforma que permita llegar a más gente. Ese es nuestro objetivo con el trabajo de Alex, en particular con “Nos aman muertos”.

M: Y centrándonos más en “Nos aman muertos” Quien te produjo estuvo contigo en Télesis, ¿no? ¿Cuál fue el papel de Daniel Martínez para este material?

K: El papel de Daniel fue como ingeniero de mezcla y master. Realmente la producción la hice yo, pero cuando el material llega a manos de Daniel, le hace una postproducción.

La idea era hacerlo juntos desde el principio, pero fue imposible coincidir con todas sus actividades profesionales: Ahora está en Argentina, antier en Alemania y así se la pasa; entonces era imposible estarle mandando los tracks. Ya como te había comentado sobre mi forma de trabajo, pues mejor decido producir todo el disco. Una vez concluido se lo envío y él hace un trabajo de ingeniería de audio para que el sonido del disco tenga coherencia. Y sí, le hace además un trabajo de postproducción, le hace un trabajo de arreglo. En él recae todo el trabajo sonoro, su aportación es lo que concluye el disco.

Portada de Dasein II

Portada de Dasein II «Nos Aman Muertos»

M: Esa última afinación ¿qué le da al material?

K: Yo hice todas las mezclas de las canciones de “Nos aman muertos”, así que cuando compongo lo voy mezclando para oírlo, cuando Daniel me entrega sus mezclas y las escucho, es notar que ya todo está integrado, como si todo estuviera ligado a todas las cosas y no a cosas particulares dispersas. Él hace que todo entre dentro de un concepto y tenga coherencia canción por canción, dentro de la misma canción; esa coherencia de los sonidos, para mí, hace que el material tenga una calidad profesional, da la impresión de que sea un disco de verdad, no hay nada de “ay, eso que sonó raro ahí que…”. Seguramente habrá una voz allá que distorsiona o está desafinada, pero eso es porque no nos importa el hecho de que esté muy perfecto, nos gusta dentro del sonido trabajado e integrado en la ingeniería y master, hay algunos elementos de imperfección o de humanidad. Eso es algo importante para este disco, que está hecho por personas, el brazo de obrero se ve ahí, ahí quedo, eso es parte del carácter y el carácter de esta obra, que tiene humanidad, que tiene algunos detalles, que no está perfecta aun cuando está en una afinación de 4-40 así exquisita. Lo importante es que está expresando algo dentro de ese entorno de baja fidelidad. “Nos aman muertos” es un disco de baja fidelidad, no es para nada un disco que pretenda ser high five, mainstream… Es un disco que está inspirado en lo analógico de los 70’s, es por eso que suena a viejo, como que no presenta nada nuevo, no busca el sonido estándar de lo que ahora suena en la radio; ahí es donde está el trabajo de Daniel, el disco tiene coherencia, tiene un sonido particular que responde al concepto inicial de cómo fue pensado y grabado. Ese es un trabajo de ingeniería realizado por alguien que lo sabe hace, que tiene un conocimiento de los equipos que utiliza en el estudio como si se tratara de un instrumento.

M: Y en “Nos aman muertos” ¿dónde está Mérida? Y digo Mérida como ciudad.

K: No suena a música regional y creo que estoy un poco lejos del folklore.

M: Bueno, al final es música que haces desde Mérida, en Mérida, el disco lo pensaste acá.

K: Es interesante porque es eso, te plantea otra forma de verla, entonces ¿cómo es?

No sé a ciencia cierta si mi música pudiera plantearte una idea de la ciudad en la que se está haciendo, creo que nunca he podido ser una referencia en ese aspecto, no lo sé, no puedo medir mi música de esa forma. Lo que sí puedo decir es que mis planteamientos sobre la música, lo que digo y escribo, están más globalizados, sobre todo temas nacionales. La situación del país me ha impactado de una forma muy diferente a la edad en la que estoy ahora en comparación con hace diez años, mis planteamientos son otros. Tal vez de Mérida me importa mucho el tema del crecimiento desmesurado con su caos de vialidades con pocas posibilidades de movilidad; todos esos conflictos urbanos en Mérida los conozco de cerca porque los he estudio como Arquitecto. Se están generando guetos en la periferia de la ciudad, con privadas que desplazan a los pobladores originales o si no los desplazan les ponen una barda; es un gueto pero a la inversa: “yo hago mi micromundo de parquecitos de vida campestre preciosa aquí adentro y tú te quedas afuera, con el resto de la marginación”. No sabría decirte si todos esos procesos urbanos que miro día a día impactan de algún modo sobre mi música y sobre mis canciones. En el tema de vivienda y de urbanización en la ciudad hay mucha construcción que va haciendo mucho ruido y generado caos.

Creo que en mi música suena algo de caos, sobre todo en las disonancias de las armonías o los sonidos, que al ser tantos, se vuelve algo distorsionado. Busco mucho ese efecto dramático de la construcción del sonido, me lo imagino como una película: la escena más dramática tiene que ser esa parte de la canción.
Como ciudad no estamos lejos de tener un caos serio, sobre todo de movilidad y de daño ecológico. Si observas la ciudad desde el cielo es una plancha de concreto, se ve que no es una ciudad que responda a la región, las áreas verdes deberían ser muchísimas. ¿Quién lo piensa? A lo mejor si vas a una plaza comercial se te olvida, a lo mejor no. Yo trabajo en el sol y vivo en el calor, nunca se me olvida. ¿Qué tiene que ver con la música? No sé, me parece que la música sirve para expresar eso que no se puede con palabras.

Ya transcurridos 45 min de entrevista, que se sintieron más como una de esas charlas en las que hablar de música es hablar de lo que hay alrededor de ella, es que le lanzo la última pregunta

M: ¿Cuál es el discurso de Dasein con “Nos aman muertos? ¿hacia donde apunta el concepto del proyecto?

Kike me la responde, con un discurso claro, bien armado y totalmente congruente con su papel como músico profesional: “Nos aman muertos” es una invitación a despertar, a identificar lo que sucede todos los días en nuestra caótica cotidianeidad, pero no sólo en activar esa mirada crítica sino a referirla, a contarla. Para nada es una invitación a pintarse de un color o afiliarse a algún movimiento subversivo-político, más bien se trata de hacer el ejercicio de mirar más allá de nuestras narices desde la sensibilidad humana: todas las personas tenemos esa capacidad crítica de notar como distintos actores “nos quieren muertos”, olvidados y vigilados. Ese el discurso de Dasein, el de la reflexividad, el de sembrar una semilla.

Hay en el orden de cada una de las canciones que conforman el álbum una narrativa, y una reflexión en torno a lo que nos rodea. Me parece que la respuesta a esta última pregunta, no debe darla Kike, sino todo aquel que escuche el álbum debe encontrarla por sí solo. Mérida en su relación local-global está presente en “Nos aman muertos”, está el caos urbano, vial y de guetos amurallados; pero también están las lecturas filosóficas, distópicas que tanto alimentan la visión crítica de Enrique, el Arquitecto-Músico o Músico-Arquitecto. Esta propuesta musical no es para bailar o escuchar mientras se maneja por la ciudad, es música que debe escucharse atentamente y en el encierro seguro de nuestras fortalezas de la soledad. Es música para despertar, sólo dale play:https://open.spotify.com/embed/album/4UB2ylAl7j4h9MijWNm2rI


Más sobre Dasein y su ultima producción musical:

Sitio Web Oficial de Dasein

Primera Escucha: Nos aman muertos de Dasein por Jorge Carlos Cortazar

Escrito por

Revista de Literatura, Arte y Humanidades editada por la Escuela de Humanidades de la Universidad Modelo. Ha publicando periódicamente del 2002 a la fecha.

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