Silencio

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Alpie, Letras de Agua

María de Lourdes Pérez-3

Escrito por: Edgar Lee Masters
Traducción al español: Ana Marín Ramírez

Ha conocido el silencio de las estrellas y el mar,
Y el silencio de una ciudad cuando descansa,
Y el silencio de un hombre y una doncella,
Y el silencio del enfermo
Cuando sus ojos deambulan por la pieza.
Y yo pregunto: aquí en lo más profundo
¿Para qué sirve el lenguaje?
Una bestia del campo gime unas cuantas veces
Cuando la muerte reclama a sus hijos
Y no tenemos voz ante las realidades
No podemos hablar.

Un niño curioso le pregunta a un viejo soldado
Sentado frente a una tienda de abarrotes,
“¿Cómo perdió su pierna?”
Y el viejo soldado es derribado en silencio,
O su mente se echa a volar,
Porque no puede concentrarla en Gettysburg.
Regresa jocosamente

Y dice, “Un oso se la comió”.
Y el niño se asombra, mientras el viejo soldado
Tontamente, débilmente sobrevive
Los destellos de las armas, el tronar del cañón,
Los estertores de los asesinados
Y a él mismo tendido en el piso,
Y los cirujanos del hospital, los cuchillos,
Y los largos días en cama.
Pero si fuese un artista, habría heridas más profundas
Que no podría describir.

Existe el silencio de un gran odio,
Y el silencio de un gran amor,
Y el silencio de una amistad mortificada.
Está el silencio de una crisis espiritual,
A través de la cual tu alma, exquisitamente torturada,
Se aproxima con visiones que no deben ser pronunciadas
Dentro del reino de una vida superior.
Está el silencio de la derrota,

Está el silencio de aquellos injustamente castigados
Y el silencio del moribundo cuya mano
Se aferra de repente a la tuya.
Está el silencio entre padre e hijo,
Cuando el padre no puede explicar su vida
Aunque sea malinterpretado por su silencio.
Está el silencio entre marido y mujer.
Y el silencio de aquellos que han fallado;
Y el vasto silencio que cubre
Naciones rotas y líderes vencidos.
Está el silencio de Lincoln,
Que piensa en la pobreza de su juventud
Y el silencio de Napoleón
Después de Waterloo.
Y el silencio de Juana de Arco
Diciendo de entre las llamas, “Bendito sea Jesús”,
Revelando en dos palabras todo sufrimiento, toda esperanza.
Y está el silencio de la edad,
Tan lleno de sabiduría como para que la lengua lo articule
En palabras inteligibles para aquellos que no han vivido
El gran rango de la vida.

Y existe el silencio de los muertos.
Si nosotros que vivimos no podemos hablar
De profundas experiencias,
¿Por qué te sorprende que los muertos
No te hablen de la muerte?
Su silencio se interpretará
Cuando nos acerquemos a ellos.

No.18
No. 18
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